martes, 21 de junio de 2016

LA PELOTERA INTRAGABLE


Me amontono. 
Termino por pensar que todo va mal. 
Esto, de verdad, que se me ha complicado. 
Que ya no es solo una cosa, es que es todo. De verdad que ya no puedo...

¿Os suenan estas frases?
¿Alguna vez las habéis pronunciado? ¡Y quien no!
La tensión de una frustración no es nada comparada con la de muchas frustraciones. Y es que cuando se trata de fracasos la ley que parece regirlos es más parecida a la progresión matemática que a la suma.
No es solo un mal momento, un mal resultado, que se suma a otro, y luego a otro.
Es que cada mal trago tiene la virtud de ampliar la angustia del primero. Y el tercero suma más tensión en los anteriores. Y el cuarto consigue que todos los anteriores aumenten hasta ... qué sé yo.

Una buena amiga decía que la vida se le hacía a veces bola. Como cuando de chicos no podíamos tragar la comida y se iba acumulando en la boca. Y la pelotera es cada vez más grande... intragable

Cuando en los cuentos maravillosos nos encontramos con una escena de este estilo, del estilo "pelotera intragable" suele aparece como una tarea imposible, como un trabajo hercúleo.
Y lo más curioso es que no conozco un cuento que el protagonista consiga realizar estos trabajos él solo. Siempre recibe ayuda. Una anciana, una princesa maga, un artilugio fantástico es quien le podrá sacar del atolladero.

¿Y que hace el protagonista mientras le ayudan?
Pues normalmente descansa, mira y se deja hacer.
¡Qué fácil!
¿Sólo eso?

La vida no es complicada. Cuando la vida nos "regala" una pelotera intragable, párate. Respira. Escúpela fuera. Háblalo. Cuéntalo. Tal vez así puedas verlo desde otro lado. Ver las distintas bolas que la forman. ¿Cuáles son las que se hacen desde las decisiones de los demás? ¿Cuál la genera tu exigencia? ¿Cuál se forma por el paso del tiempo y las prisas? ¿Cual es real y cual no?...
(tengo una amiga que en estos momentos le encanta hacer listas! :)

Y tal vez así podamos deshacer unos cuantos nudos y la pelotera llegue a ser un simple lío, de esos que cogiéndolos por una punta se deslían, y así pasar, en poco tiempo, al baúl de los recuerdos.



PD: Hay un cuento ilustrado que nos muestra gráficamente estos líos en el caso de los cabreos en los que nos enredamos con los demás. Se llama, "Un poco de mal humor", de Isabelle Carrier editado por Juventud.

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